El aire fresco de la vereda me recupera, el cigarro me termina de revivir.
El cabo sigue hablando, no para, enseguida noto que me trata de convencer de algo. Quiere que vuelva a entrar a la seccional y firme una declaración.
– Donde usted declara que está vivo.
Estos bonaerenses son geniales. No puedo creer que me haya convencido de manejar hasta Avellaneda.
Mi vida no es nada.
Me río y levanto la vista.
– Donde declara que usted no conoce al otro con su nombre. Mientras un perito revisa su documento.
Le digo al cabo que se calle, que me de un segundo y que voy a firmar lo que quieran.
Lo invito a sentarse a mi lado en el banco pero me dice que no puede. Le pregunto si sabe algo más del muerto y me dice que no puede. Y vuelve a entrar.
Busco el celular en el bolsillo y juego algunas manos de póker por Internet, hasta que el sabor del cigarro me aburre, y yo también vuelvo a entrar.
El cabo sigue hablando, no para, enseguida noto que me trata de convencer de algo. Quiere que vuelva a entrar a la seccional y firme una declaración.
– Donde usted declara que está vivo.
Estos bonaerenses son geniales. No puedo creer que me haya convencido de manejar hasta Avellaneda.
Mi vida no es nada.
Me río y levanto la vista.
– Donde declara que usted no conoce al otro con su nombre. Mientras un perito revisa su documento.
Le digo al cabo que se calle, que me de un segundo y que voy a firmar lo que quieran.
Lo invito a sentarse a mi lado en el banco pero me dice que no puede. Le pregunto si sabe algo más del muerto y me dice que no puede. Y vuelve a entrar.
Busco el celular en el bolsillo y juego algunas manos de póker por Internet, hasta que el sabor del cigarro me aburre, y yo también vuelvo a entrar.
1 comentario:
mas te vale que publiques rápido como sigue, asi que deja de trabajar y ponete a escribir ;) besotes enormes
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